Entre diablos y demonios. La divina creatividad.

En El Banquete, Platón definió el concepto daimon
como un ser intermedio entre los mortales e inmortales,
puesto que debía transmitir los asuntos humanos a los dioses
y los asuntos divinos a los hombres.

Seguro se preguntarán, ¿qué relación tiene esto con un estudio creativo?, yo les invito a pensar ¿Qué asunto puede ser más divino que crear? Algunas personas asumen que la creatividad es un tema arbitrario, espontáneo, una chispa que surge desde la comodidad de tu asiento, sin un trabajo previo, sin un proceso a seguir… yo me atrevo a decir que no hay nada más lejano. ¿Cuál sería el camino de las musas sin nuestros conocimientos, nuestra observación, nuestra necesidad de resolver problemas?, sin eso seguramente no podrían aparecer. La creatividad no es un proceso aleatorio o arbitrario, sino estructurado e iterativo; los profesionales creativos siguen más de una metodología que involucra investigación, ideación, visualización, negociación, persuasión…

En este sentido, los creativos pueden ser el daimon que dialoga entre lo abstracto de las ideas y lo concreto de la resolución de problemas, entre lo simbólico-emocional de la marca y la monetización de sus servicios, es quien entre muchas ideas resguarda la mejor y la potencializa para resolver necesidades a medida de cada stakeholder.

Para los filósofos griegos la creatividad estaba relacionada con los dioses, las personas creativas eran como un recipiente vacío que un ser divino llenaba con la inspiración para crear ideas. El proceso creativo dentro y fuera de una agencia nos acompaña día a día, para resolver problemas cotidianos, para visualizar escenarios y no, no siempre surge sentado frente a un escritorio por arte de magia. Existen diferentes metodologías creativas que nos ayudan a materializar ideas, dándoles orden para llegar a la resolución de problemas desde una mira poco convencional. La creatividad, es ese recurso casi mágico, es el camino donde convergen el orden y la disrupción, donde se conecta lo abstracto y lo concreto, la libertad y la estructura en un reto constante que nos invita y nos obliga (en el mejor de los sentidos) a reconsiderar nuestra manera de configurar el mundo, lo que observamos, lo que conocemos, pero no solo para nosotros, sino para el servicio de los demás.

La figura del creativo se convierte en una guía, no son meros productores de estética o decoración, sino agentes de transformación que ayudan a las personas y organizaciones a alcanzar sus objetivos y desarrollar su potencial a partir de productos y servicios tangibles y funcionales y aunque influyen factores como la espontaneidad, el proceso completo no sería posible sin la disciplina de la observación, el conocimiento y el aprendizaje constante. En Diablo creemos que crear, es asunto divino, transformador, es un proceso en el cual nuestros conocimientos, técnicas, observaciones, sensibilidad, escucha, se mezclan un traje a medida para cada cliente, construyendo el camino a la solución de sus problemas y así agregar valor a su marca.

Objetivamente no hay nada que determine que algo vale lo que vale, el valor es siempre contextual y de eso depende que un mismo objeto puede considerarse más o menos valioso dependiendo el lugar y las circunstancias en las que se encuentre, la creatividad agrega valor a cualquier negocio, producto, servicio, proceso. El valor que el creativo imprime en una idea, desde su nacimiento, hasta su aplicación operativa, tiene un carácter artesanal, pero también estratégico, que encamina cualquier negocio a la mejora, haciendo que un producto o servicio convencional se vuelva particular y único.

Así que, si como decían los griegos,somos ese recipiente vacío, esperando a ser llenado de inspiración, ¿no sería enriquecedor llenar ese recipiente de cosas bellas? ¿De arte, de música, de experiencias de valor que compartidas hagan de nuestro bien individual un bien común y viceversa?

La creatividad puede verse como una fuerza poderosa que reúne los conceptos aparentemente opuestos de orden y disrupción. Por un lado, la creatividad requiere estructura y organización para generar ideas innovadoras y convertirlas en realidad. Este aspecto de la creatividad a menudo se asocia con la disciplina, el enfoque y la persistencia. Por otro lado, la creatividad también requiere un elemento de disrupción, rompiendo con las normas establecidas y empujando los límites. Este aspecto de la creatividad a menudo se asocia con la espontaneidad, la curiosidad y la exploración. Cuando estos dos elementos aparentemente opuestos se unen, crean una fuerza poderosa que puede generar nuevas ideas, resolver problemas complejos e impulsar la innovación. La creatividad permite a las personas y organizaciones ver más allá del status quo, imaginar nuevas posibilidades y hacerlas realidad. Por lo tanto, la creatividad puede verse como un camino donde convergen el orden y la disrupción, creando un espacio donde las nuevas ideas pueden florecer y prosperar. Es un recurso que se puede aprovechar para generar un cambio positivo e impulsar el progreso en una amplia gama de campos y que además nos permite monetizar y generar ganancias a partir del resultado final.

La creatividad se ve a menudo como una habilidad humana notable para producir algo nuevo, original y útil. Sin embargo, también se puede considerar a la creatividad como un proceso divino y trascendente que va más allá del ámbito humano. En muchas tradiciones religiosas, la creatividad está vinculada al reino divino o espiritual. Por ejemplo, en el cristianismo, a menudo se hace referencia a Dios como el creador del universo y de todos los seres vivos. Según este punto de vista, la creatividad humana es un reflejo del poder creativo divino y una oportunidad para conectarse con la fuente divina. En el hinduismo, el concepto de “Brahman” se refiere a la realidad última o la esencia divina del universo. La creatividad, en este contexto, se considera una forma de conectarse con esta realidad trascendente y manifestarla en el mundo material. De manera similar, en el budismo, la creatividad se ve como un medio para expresar la sabiduría y la compasión innatas que se encuentran dentro de cada individuo. Al aprovechar esta fuente interna de creatividad, las personas pueden conectarse con lo trascendente y alcanzar un estado de iluminación espiritual. En todas estas tradiciones, la creatividad se ve como una forma de trascender lo ordinario y conectarse con algo más grande que nosotros mismos. Es una forma de acceder al reino divino o espiritual y expresar nuestra conexión con él de una manera tangible. Como tal, la creatividad a menudo se considera un proceso sagrado que requiere reverencia, disciplina y humildad.

En conclusión, la creatividad puede verse como un proceso divino y trascendente que nos conecta con el bien común y con la comunicación en todos los aspectos, es una forma de expresar nuestra conexión con lo divino y aprovechar su poder para manifestar algo nuevo y significativo en el mundo.

#SomosDiablos

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